Ayer fue el Día Internacional
contra la Violencia de Género…y, aunque no sea un tema relacionado con los
talleres de PALEOEDUCA hoy quiero haceros ver que muchas veces la solución para
que evitar este problema está en nuestras manos...
Hemos oído muchas veces que los
niños que han sido testigos de ese tipo de violencia en casa, lo más seguro es
que vayan a ser futuros maltratadores, físicos o psicológicos…antes de que ocurra
eso… es mejor cerrar esa puerta. Pero quiero hablaros de otro tipo de casos:
Padres permisivos = Hijos maltratadores

¿Os sorprende el título? Pues esa
es la realidad… Muchas veces os he dicho que es importante que los niños se
valoren a sí mismos, que tengan autoestima… pero, ¿hasta qué punto? Tan
importante es que se quieran y se respeten a sí mismos, como que respeten a
todo aquel que tienen a su alrededor, empezando por sus padres y sus hermanos.
Desde que son muy pequeños, los niños quieren imponer su voluntad por encima de
la vuestra, para ellos es un juego, comienzan diciéndonos que NO a muchas
cosas, a veces dan esa respuesta acompañada con una rabieta, si esto ocurre, no
os alarméis, es totalmente natural… para ellos es un juego, pero de nosotros
depende que ellos sepan hasta dónde pueden llegar, debemos imponerles ciertos
límites que necesitan, igual que necesitan jugar. Un niño que empieza
imponiendo su voluntad, saliéndose con la suya con llantos y rabietas, crece
con esa actitud, llegando a veces hasta la edad adulta; de tal forma que cuando
esos niños llegan a ser adultos se enrrabietan y se enfadan cuando no se salen
con la suya, están acostumbrados a ello…la diferencia está en que cuando eres
adulto, cuando tienes mayor grado de madurez mental, puedes utilizar nuevas
tácticas para imponer tu voluntad, como el chantaje, la crítica destructiva o
el miedo, además de tener mucha más fuerza física.
¿Qué debemos hacer para no llegar
a esta situación? Cuando vuestro hijo tenga una rabieta, lo mejor es ignorarla…
o puede que lo mejor sea que vosotros mismos encontréis el camino, pero el
resultado final tiene que ser siempre el mismo… que el niño no logre salirse
con la suya; si le hacéis caso, el niño va consiguiendo cada vez más poder, se
vuelve un pequeño (aunque potencial) tirano, y ese niño acabará por querer
imponerse sobre el resto de la sociedad al igual que ha hecho con sus padres durante
toda su vida.
Así pues, no le sobreprotejáis,
el que no le compréis ese regalo que os pide a gritos no significa que le queráis
menos.
Y recordad, si le dais todo lo que quiere y solucionáis todos sus
problemas, no le estáis ayudando en nada.